sábado, 6 de julio de 2013

¿Con qué escena te identificas?

Se abre el telón...
Y aparece una chica con expresión de miedo, ansiedad, rabia contenida, culpa y tristeza.
Se cierra el telón...
¿Cómo se llama la película?
"Cuando digo NO me siento culpable"

Se abre el telón...
Y aparece una chica con expresión de satisfacción consigo misma.
Se cierra el telón...
¿Cómo se llama la película?
"Cuando digo NO me siento libre"

¿Qué ha pasado entre estas dos escenas de vida? Que Ana ha aprendido a respetarse a sí misma, ha trabajado para aumentar su autoestima y eso le ha permitido relacionarse con l@s demás respetando sus propios principios, creencias y conveniencias. Nadie nace predeterminad@ a ser sumis@ o a necesitar estar por encima de l@s demás. Ambos son comportamientos aprendidos y que se pueden modelar y modificar. Las habilidades para ser asertiv@ se aprenden a través de lo que nos han transmitido nuestras familias, maestr@s, amistades, medios de comunicación, etc.

El comportamiento poco asertivo ha sido muy bien valorado socialmente, sobretodo cuando de las mujeres se trataba. Cuanto más sumisa mejor, la que siempre piensa en l@s demás por encima de su bienestar, la que apoya a todo su entorno, el "Pilar" de la familia... patrón típico de las mujeres que aman demasiado, que centran su vida en la necesidad de ser querida y apreciada por todo el mundo y que tienen miedo a herir los sentimientos de l@s demás a costa de su propia autoestima e incluso de perder su dignidad. Especialmente reforzado en las mujeres pero que también se puede identificar en muchos hombres que adoptan una actitud de salvadores.

Hay muchas creencias aprendidas detrás del hecho de no valorarnos y no relacionarnos con libertad que nos acompañan constantemente en forma de pensamientos automáticos: hay que ser educad@, hay que cuidar a l@s demás, hay que ser obedientes ante la autoridad (personas mayores, padres y madres, maestr@s, jef@s.., hay que ser siempre lógic@ y consecuente, ha que ser flexible y adaptarse, es vergonzoso cometer errores, hay que tener siempre una respuesta adecuada...; o bien, mis derechos son más importantes que los de l@s demás, hay que ser agresiv@ y destacar por encima de l@s demás...

En conclusión, la persona queda supeditada a la opinión de l@s demás o a la imagen que damos al exterior, en lugar de pensar qué es lo que desea, necesita o cree que es mejor para ella. Se siente o "por encima" o "por debajo", en lugar de relacionarse de igual a igual. Se deja manipular y evita o bien manipula y viola los derechos de l@s demás.

Si revisamos nuestras relaciones interpersonales tod@s tenemos a nuestro alrededor algún/a aprovechad@ o manipulador/a al cual le disgusta la honestidad o no le conviene. Las personas que siguen un patrón de comportamiento más sumiso, cuando intentan hacer el cambio tienen la sensación de ser egoístas al anteponer sus necesidades a las de l@s demás. Las que siguen un patrón más agresivo tienen la sensación de que las cosas no salen como les gustaría.

En el proceso de aprender a quererse a un@ mism@ se pasa por momentos de miedo a perder la evaluación positiva de l@s demás y de incomodidad por no haber respondido a las demandas ajenas. Miedo a parecer torpe, a la respuesta agresiva de la otra persona, a perder el control, a sentirnos culpables... Nos castigamos porque no hemos sido capaces de decirlo en el momento oportuno, hemos esperado demasiado tiempo, no lo hemos dicho con el tono adecuado o nos hemos expresado con agresividad...

Pero poco a poco, conforme se ensaya, se fracasa, se vuelve a ensayar... se va encontrando el equilibrio y generalizando este nuevo patrón hasta interiorizarlo. Con el paso del tiempo actuar desde la autenticidad lleva a sentirse cada vez más libre y es este sentimiento de libertad el que nos refuerza a seguir intentándolo y que en cada nueva situación nos cueste menos.

Vale la pena hacer ese camino para ganar en dignidad personal, en seguridad, en tranquilidad a la hora de amar y en establecer relaciones más trasparentes, fluidas e igualitarias, en las cuales seamos capaces de expresar nuestros pensamientos y emociones.


Porque la autoestima es el mejor regalo que podemos hacernos a nosotr@s mism@s y a l@s demás.



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