jueves, 10 de octubre de 2013

Por cada mujer que da un paso hacia su propia liberación, hay un hombre que redescubre el camino hacia la libertad

8:10 h
Estoy bastante catatónica todavía, tomándome un café en la terraza de una cafetería antes de entrar a trabajar, hasta que de pronto una escena me espabila de golpe.

Tengo una mesa delante con 8 personas, todas del sexo masculino, que hasta el momento no habían conseguido despertar mis sentidos. De pronto todos empiezan a hablar más alto. Resulta que ha salido la camarera con los bocadillos de tortilla y está preguntando para quién es el que no tiene sal. A pesar de que el señor que finalmente lo quería sin sal está justo al lado de ella no se entera de la pregunta. La chica sigue aguantando la bandeja con los bocadillos esperando que le contesten. Empiezan todos a bromear con el tema de la tortilla sin sal hasta que finalmente el susodicho se da por aludido y la chica puede servir los bocadillos.

La camarera vuelve para dentro y entonces empieza la función de machos ibéricos. "Ja ja ja, jo jo jo...". "No te enterabas porque le estabas mirando las tetas". "Menudas tetas tiene la tía". "Si, sí, y porque no teníais a la vista el culo". Etc, etc, etc, durante varios minutos, a ver quien la dice más gorda, hasta que la chica vuelve a salir con el resto de bocadillos.

Yo mientras con el cortado ya atragantado y el bocadillo que no sé si acabármelo para no vomitar...

Y no contentos con el espectáculo dado sin su presencia pero sí ante la mía, aprovechan la ocasión para continuar pavoneándose pero esta vez en presencia de ella. La chica aguanta el tipo como puede y con un intento de su mejor sonrisa en la cara se mete para dentro una vez servidos el resto de bocatas. 

A mi me entran ganas de decirles cuatro cosas, pero si algo he aprendido en mi vida es que las mujeres hemos de saber defendernos solitas, sin esperar siempre que nos salve alguien y menos aún un hombre de según que tipo. Y también que hemos de decidir en qué momentos vale la pena hacerlo en función de lo que nos jugamos, como por ejemplo un trabajo. Así que decidí respetar que esa chica no se defendiera ante esa agresión machista, me acabé como pude el bocadillo y me marché.

Moraleja: A pesar de que en esa mesa había un buen concentrado de "caverna", por suerte, cada vez quedan menos hombres de este tipo...

Tanto la identidad femenina como la masculina se han establecido a lo largo de la historia de manera estereotipada asignando unos rasgos y roles completamente diferentes y en función del sexo.

Las mujeres llevamos tiempo luchando por empoderarnos y deconstruir esas identidades impuestas tradicionalmente para pasar a un nuevo modelo de feminidad que nos permita ser más autónomas. El feminismo ha tenido un gran papel en esta deconstucción y en la búsqueda de identidades compartidas que nos ayuden a superar los modelos tradicionales de masculinidad y feminidad y que nos permitan funcionar como seres humanos complet@s.

Es evidente que hay diferencias psicosexuales claras entre hombres y mujeres, así como también es evidente no se pueden justificar atendiendo únicamente a la herencia genética. En un porcentaje mucho más alto en la construcción de la identidad masculina y femenina influye la construcción social y de ahí la importancia de enfocar el tema des de una perspectiva de género. Al igual que también influyen en la configuración de estas identidades, los factores culturales, económicos, políticos...

Desde la psicología social ya se está abordando este proceso de construcción de una nueva indentidad masculina, lejos del modelo patriarcal aún vigente de sociedad y familia. Es básico por tanto que los hombres se suban al carro de una vez por todas y se sumen a la lucha para deconstruir el ideal masculino tradicional y pasar a un nuevo modelo de virilidad que les permita ser personas en el amplio sentido de la palabra, sin las limitaciones de los roles estereotipados que les han sido asignados.

Todo ello implica necesariamente renunciar a un poder basado en la violencia, humillación e infravaloración de la mitad de la humanidad. Un orden patriarcal y un machismo del cual las mujeres se han llevado la peor parte y los hombres la mayoría de los beneficios en el ámbito personal, familiar, laboral y social. Pero a causa del cual los hombres también han sufrido una serie costes o consecuencias negativas.

Por ello se hace necesario caminar hacia un nuevo modelo de masculinidad que desbanque al tradicional y esté basado en roles más compartidos, donde los hombres también puedan exteriorizar emociones sin ser juzgados, aceptar su propia vulnerabilidad, aprender a resolver conflictos de manera pacífica y negociando, aceptar actitudes y comportamientos etiquetados como femeninos y que también les son necesarios para un desarrollo integral de su persona. O como dice Daniel Gabarró, una modelo de masculinidad completo, igualitario y no violento.

Con lo que todo ello implica de percepción de pérdida de poder y control sobre el sistema familiar y social pero también de ganancias de libertad: para expresarse emocionalmente, para compartir la crianza de l@s hij@s, para no tener que estar demostrando continuamente la hombría y la supuesta superioridad sobre la mujer, para construir relaciones sanas, igualitarias y no basadas en el poder, para crecer como personas completas...

También en muchas de las problemáticas sociales existentes este modelo tradicional machista tiene un peso importante: fracaso escolar, conductas de bulling, violencia de género, acoso sexual y violaciones, discriminación laboral femenina, homofobia, accidentes de tráfico y laborales, delincuencia, paternidad distanciada, conductas de riesgo...

Ya hay muchos grupos de hombres que han entendido que este es el camino y que se juntan solos y con  las mujeres para trabajar junt@s en la superación de los mandatos del Patriarcado y ser protagonistas de su propio cambio. Supone en primer lugar un compromiso personal, de mobilización de la propia consciencia, de remover su propia identidad para encontrar el camino que permita llenar el vacío que supone liberarse de esas viejas cargas y afrontar la vida con una mirada más diversa y completa.

Des de mi punto de vista el feminismo abrió el horizonte, un horizonte enorme hacia el cual algunas mujeres ya hemos transitado un largo camino y algunos hombres lo han comenzado. Y aún queda mucho camino por recorrer y muchas personas que unirse.

Promover el cambio en los hombres hacia posiciones superadoras de la cultura machista es una contribución necesaria para avanzar hacia la construcción de una sociedad más justa y solidaria.

¿Por qué?

Porque la identidad masculina tradicional no es adaptativa.

Porque desde una visión feminista, solidaria y transformadora de la realidad no se puede aceptar que las diferencias biológicas se conviertan en desigualdades sociales y culturales.

Y porque es una cuestión de justicia social y también de salud psicológica colectiva e individual.

"POR CADA MUJER CANSADA DE SER CALIFICADA COMO HEMBRA EMOCIONAL, HAY UN HOMBRE AL QUE LE LE HA NEGADO EL DERECHO A LLORAR Y SER DELICADO"

"POR CADA MUJER QUE NO HA TENIDO ACCESO A UN TRABAJO O A UN SALARIO SATISFACTORIO, HAY UN HOMBRE HA TENIDO QUE ASUMIR LA RESPONSABILIDAD ECONÓMICA DE OTRO SER HUMANO"

"POR CADA MUJER CANSADA DE SER UN OBJETO SEXUAL, HAY UN HOMBRE PREOCUPADO POR SU POTENCIA SEXUAL"

"POR CADA MUJER CATALOGADA COMO POCO FEMENINA CUANDO COMPITE, HAY UN HOMBRE OBLIGADO A COMPETIR PARA QUE NO SE DUDE DE SU MASCULINIDAD"
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Las ideas expresadas son fruto de mi experiencia personal y profesional y de unas cuantas lecturas sobre el tema a lo largo de mi vida. Algunas que recuerdo especialmente:
- Te pego porque te quiero. Leonor Cantera Espinosa.
- Transformar a los hombres, un reto social. Daniel Gabarró Berbegal.
- Hacia una nueva identidad masculina. Pere Compte i López, José Luis Oreiro Álvarez.
- Mi marido me pega lo normal. Miguel Lorente Acosta.