Dos compañeras de trabajo a la hora del desayuno:
- No aguanto más, estoy harta, está continuamente pendiente de mi. Me boicotea todos los proyectos.
- Entiendo que lo puedas vivir así pero la verdad es que desde fuera no se nota nada.
- Porque es una manipuladora, es un maltrato muy subliminal para que el resto no se den cuenta. ¿No te has dado fijado que algunos de sus comentarios en voz alta son misiles directos a mi autoestima?
- Sí, alguna vez he percibido que te trataba mal y que hacía algún comentario despectivo. Pero es cierto que es muy sutil y que hay que conoceros mucho a las dos para detectar que va dirigido a ti y con segundas intenciones. De todos modos, ¿no crees que eres un poco exagerada? Todas la conocemos desde hace muchos años y pese a que tiene sus cosas, como todas, no es un monstruo.
- Yo no digo que sea un monstruo para todo el mundo. Te digo cómo a mi me hace sentir, y eso ante mis ojos sí que la convierte en un ser odioso. Me hace sentir fatal porque consigue que esté la mayor parte del tiempo pendiente de ella de manera compulsiva, intentando que no me la vuelva a colar, que no me boicotee la próxima reunión con el jefe. Es calculadora y mentirosa. Sólo quiero dejar de preocuparme por culpa de ella, dejar de anticipar cual será su próximo golpe, que deje de importarme su actitud hacia mi.
- Lo siento, se que no estoy siendo muy comprensiva pero es que a mi me sabe muy mal hablar mal de ella. En alguna ocasión me ha ayudado mucho.
- Eso ya lo sé. Es una de sus maneras de ganarse a la gente y manipularla. Aprovecha los momentos en que las personas tienen un problema y están de bajón para ser la mejor de sus amigas y ofrecer apoyo psicológico, es una de sus especialidades. Así se ha ido ganando poco a poco a todo el mundo y tod@s sentimos que le debemos algo. Le encanta ser la mejor en todo, tanto laboralmente como desde el punto de vista humano. Lo sé porque a mi también me ayudó mucho en su día.
- Y no sería mejor que lo hablaras con ella.
- No! Ya lo intentó ella la primera vez que le manifesté mi fastidio por como me trataba y manipuló toda la conversación. La traía estudiada y a mi me pilló desprevenida. Al final quedé como que era yo la que me había emparanoiado y que no había nada de realidad en mi percepción.
- Pues vuelves a hablar con ella y se lo haces ver. Hubo un tiempo en el que manteníais una muy buena relación, casi de amistad. La verdad es que a mi no me ha hecho nada y me cae bien así que no voy a cambiar mi actitud respecto a ella.
- Nada más lejos de mi voluntad, soy totalmente consciente que lo que para mi es muy tóxico para otr@s puede ser totalmente inofensivo. Yo te explico cómo me siento porque confío en ti y llevo mucho tiempo tragándome esta situación sola, sin explicársela a nadie. Ya sabes, por experiencia propia, que es de esas personas que o le sigues la corriente en todo o sálvese quien pueda.
- Sí, es verdad que tiene un concepto muy alto de sí misma, y que espera que todo el mundo la venere, pero eso no es un pecado.
- En fin, ahora ya no hay remedio. Lo que hizo, hecho está y me ha demostrado de qué es capaz. Es imposible que la relación pueda volver a ser como antes, ni que se le parezca. En su día, en una de mis sesiones de terapia, intentando entender el por qué de su cambio de actitud hacia mi, me di cuenta que fue a raíz de mi promoción laboral cuando empezó a tratarme mal. Mientras no le podía hacer sombra y yo accedía gratamente y gratuitamente a todas sus peticiones todo fue bien.
- Pero ella es una crack en su tema ¿por qué habría de preocuparse por tu ascenso?
- Porque desde la humildad le supuse una competencia para su orgullo laboral y sus ansias de éxito. A veces he llegado a pensar que todo es fruto de que en algunos aspectos somos muy parecidas. Las dos tenemos la misma formación de base, trabajamos sobre temas similares, somos perfeccionistas y hemos conseguido un buen reconocimiento a través de nuestro trabajo y seguramente tenemos también algún problemilla con nuestra autoestima.
Sé que lo mejor que puedo hacer es valorarme más a mi misma e ignorarla, el problema es que esto último de momento no he conseguido hacerlo y en lo de valorarme más a mi misma sólo estoy en el camino...
Tod@s hemos tenido o tenemos a nuestro alrededor personas con un comportamiento tóxico y no siempre podemos escoger desvincularnos completamente. Consiguen potenciar todas tus debilidades y producirte una gran frustración y un alto nivel de ansiedad. La raíz de su comportamiento tóxico acostumbra a ser los celos y una baja autoestima. Si esta persona es de nuestro entorno laboral cercano no podemos decidir no compartir nuestro tiempo con ella. Lo que sí que podemos decidir es a qué nivel lo compartimos y dejamos que nos desestabilicen emocionalmente.
Hay diferentes antídotos para evitar que peligre nuestra salud mental, emocional y física. Una es la huida, que no siempre es posible ni la más recomendada puesto que no nos podemos pasar toda la vida huyendo de los problemas. Los que acostumbran a ser más sanos y prácticos son aquellos que permiten mantenerlas a raya y neutralizar en la medida de lo posible sus ataques emocionales.
Es importante no responder a sus provocaciones con agresividad porque nos harían aparecer ante l@s demás como agresor@s en lugar de como víctimas y retroalimentaría el poder negativo que tiene hacia nosotr@s. Sería como echar gasolina para intentar apagar un incendio. Es mejor mantener la cordialidad ni que sea a mínimos y no caer en el rol de víctimas ya que la responsabilidad en todas las relaciones siempre es compartida.
Una de las estrategias que se pueden utilizar para poder pasar página es conseguir decirle a la otra persona sin tapujos y a la cara lo que piensas de ella. Para ello es imprescindible tener una buena autoestima y ser capaz de decirle lo que opinas con tranquilidad, desde la serenidad emocional. Cosa nada fácil y más teniendo en cuenta que acostumbra a ser una lucha en solitario. En resumen, que cada un@ ha de conseguir encontrar su antídoto más eficaz, con el que se siente más capaz en cada momento...
Y recuerda que todo cambio que hacemos en nosotr@s mism@s acostumbra a provocar un cambio en l@s demás...
También hay quienes dicen que nadie pasa por nuestras vidas por casualidad y de toda relación aprendemos algo...