Érase una vez tres niñ@s que vivían en el
mismo barrio, Sergi, Carla y Ousmane. Cuando eran muy pequeñit@s disfrutaban
jugando, recibiendo mimitos, cantando, bailando, pintando, corriendo... Eran niñ@s felices y san@s. Fueron creciendo y vino el colegio, las asignaturas y
los deberes. Y también las expectativas. Algunas de sus familias tenían desde
hacía mucho tiempo, incluso antes de que nacieran, unas expectativas muy claras
para ell@s.
La mamá de Sergi, que estaba separada
desde hacía tiempo quería que su hijo estudiara mucho y sacara muy buenas notas
porque ella no había podido hacerlo.
El papá y la mamá de Carla pensaban que su
hija era superdotada desde el día en que le hicieron un test, en un stand de
las fiestas de su barrio, y las psicólogas encargadas de evaluarla les dijeron
que la niña daba resultados por encima de la media.
Las dos mamás de Ousmane querían que su
hijo, adoptado en África, fuera feliz.
Un día estos tres niñ@s se conocieron en
una fiesta de cumpleaños y empezaron a jugar junt@s. Era el cumpleaños de un
amigo llamado Xavier y en el momento de soplar las velas cuando le gritaron que
pidiera un deseo dijo en voz alta:
- De gran vull ser futbolista-.
Tod@s empezaron entonces a decir qué
querían ser de mayores. Sergi dijo que quería ser bailarín. Carla quería ser
una gran médica porque su papá y su mamá le habían dicho que era muy lista y
que como mínimo tenía ser médica (como su papá). Ousmane dijo que aún no
sabía que quería ser, pero que le gustaba jugar a construcciones, con muñecas,
con cuerdas de saltar, a hacer de papá con un bebé, a limpiar la casa, a jugar
a fútbol, a correr con la bici, cocinar, tocar el tambor. Pero aún no sabía que
quería ser de mayor.
Las familias que estaban escuchando la
conversación de l@s tres niñ@s enseguida comenzaron a intervenir.
- No pot ser que vulguis ser ballarí, no
seràs ningú a la vida, i a més, això és de "mariquitas”- dijo la mamá de
Sergi a su hijo-.
- Con lo lista que eres, seguro que llegarás
a ser una gran cirujana- decían el papá y la mamá de Carla a su hija-.
En un principio, las mamás de Ousmane no
intervinieron, pero sí lo hicieron algunos de los papás y mamás de otr@s
niñ@s .
-Que niño tan poco ambicioso, así no harás
nada en la vida- le dijeron a Ousmane-.
-Los niños tienen que jugar y crecer cada uno
a su ritmo y siendo felices- respondieron las mamás de Ousmane-.
Sergi y Ousmane se fueron de la fiesta
pensando en los comentarios y con cierta envidia hacia Carla ya que habían
descubierto que era mucho más lista que ellos.
Los años fueron pasando y Sergi, Carla y
Ousmane se hicieron mayores y vivieron sus vidas, sin llegar a perder el contacto del todo. Ya mayores, se encontraron en una residencia de la tercera edad donde
se explicaron retazos de su existencia.
Sergi sacaba muy buenas notas y destacó en
los estudios pero nunca consiguió la estabilidad laboral. La sociedad le acabó
etiquetando como un "ni-ni" en su juventud y un "parado de larga
duración" a partir de los 40.
Carla empezó la carrera de medicina con
resultados brillantes pero con muchos esfuerzos. Tras años de presión por parte
de su familia y un cuadro de anorexia, a los 21 años encontró a quien ella consideró su “príncipe
azul”. Dejó la carrera de medicina y huyó lejos de su familia quienes nunca habían aceptado su decisión. Le costó muchos años conseguir separarse de su príncipe maltratador.
Ousmane vivió momentos difíciles en su
primera etapa teniendo que explicar continuamente a su entorno por qué tenía dos
mamás y él era de otro color. Pero creció feliz, sintiéndose querido y libre.
Mientras l@s ancian@s dialogaban, una hada
madrina que vivía en el jardín de la residencia escuchó sus conversaciones y, sabedora
de lo costoso que resulta a l@s human@s vivir sus propias vidas, decidió
conceder a l@s tres amigu@s la oportunidad de vivir otra vida. Les tocó con su
varita mágica comprada en un outlet de internet, les deseó mucha suerte y
desapareció.
Nacieron y crecieron nuevamente, viviendo
una segunda vida y cuando eran ya ancian@s volvieron a coincidir en un foro
virtual de la tercera edad.
Esta vez Sergi contó a l@s demás que se había ganado la vida como bailarín.
Carla volvió a ser presionada por sus nueva familia pero acudió a psicoterapia y aprendió lo importante de ser una misma y hacer lo que realmente se desea. Además, gracias a que su psicoterapeuta le invitó a leer "La princesa que creía en cuentos de hadas" con el tiempo había dejó de buscar príncipes azules.
Ousmane había vuelto a nacer en África y esta vez no le adoptaron. Había crecido feliz y sintiéndose libre en una gran familia pobre (económicamente).
Esta vez Sergi contó a l@s demás que se había ganado la vida como bailarín.
Carla volvió a ser presionada por sus nueva familia pero acudió a psicoterapia y aprendió lo importante de ser una misma y hacer lo que realmente se desea. Además, gracias a que su psicoterapeuta le invitó a leer "La princesa que creía en cuentos de hadas" con el tiempo había dejó de buscar príncipes azules.
Ousmane había vuelto a nacer en África y esta vez no le adoptaron. Había crecido feliz y sintiéndose libre en una gran familia pobre (económicamente).
Y tras largos ratos virtuales compartiendo
experiencias, l@s tres habían llegado a las mismas conclusiones: lo esencial es
invisible a los ojos y la vida no admite representantes. Nadie puede saber por
ti, nadie puede crecer por tí, nadie puede buscar por ti, nadie puede hacer por
ti lo que tú mism@ debes hacer.
I, vet aquí un gos, vet aquí un gat,
aquest conte s'ha acabat!
____________________________________________________________Gracias a las personas que estaban en uno de los stands de las fiestas de mi barrio por inspirarme este cuento. Intentaban promocionar su negocio instando a las familias a hacer un test a sus hij@s para comprobar si eran superdotad@s, como Albert Einstein... pienso que haciendo un flaco favor a las niñas y niños, a sus familias, a la sociedad y a la profesión de la psicología.
En serio que había un stand así en las fiestas del barrio?? Alucino!!!!!!!! :-O
ResponderEliminarPor cierto me ha encantado tu cuento!
Y tanto! Con la foto de Albert Einstein colgada en blanco y negro y la gran pregunta debajo: quieres saber si tu hijo es superdotado? Y más alucinó el del stand cuando se me acercó a preguntarme si queríamos hacer el test con las psicólogas expertas y le di mi respuesta...
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