¿Tanto importa el lenguaje? Me suelen preguntar cuando muestro abiertamente mi interés por utilizar un lenguaje no sexista. Lo importante es lo que piensas respecto a este tema, me suelen argumentar desvalorizando así el hecho de utilizar un lenguaje inclusivo.
Para mí el lenguaje es una muestra más de cómo concebimos el mundo, qué sociedades construimos y cómo nos relacionamos. Y evidentemente también comparto que es muy importante cómo pensamos.
Pensamiento y lenguaje, lenguaje y pensamiento. Últimamente pienso mucho sobre el origen del lenguaje y las funciones del pensamiento cuando observo la evolución casi milagrosa del desarrollo del lenguaje en mi hijo de dos años.
¿Cómo se relacionan? ¿Se da una relación de causa y efecto, una interrelación dialéctica? ¿Qué va antes, el pensamiento o el lenguaje? ¿Se desarrollan de forma independiente o de forma simultanea? ¿Son capacidades innatas o adquiridas? Me apasionaba esta asignatura cuando estudiaba psicología. Piaget, Chomsky, Vigotsky... diversas teorías intentaban explicarlo desde diferentes perspectivas.
Ahora, a través de la experiencia y el conocimiento que te da el vivir en sociedad, con hombres y mujeres, en una sociedad claramente patriarcal como la nuestra, lo que sí que tengo clarito y meridiano es que el lenguaje sí que importa, muy al contrario de lo que piensan much@s.
Si nuestro lenguaje incluye a las mujeres, personas y grupos tradicionalmente ignorados o excluidos, también pensaremos mejor. Porque el lenguaje refleja lo que somos y lo que aspiramos a ser. Porque las palabras no se las lleva el viento, sino que crean realidades. Son como semillas, y si queremos cosechar igualdad hemos de sembrar igualdad.
El título que había escogido inicialmente era el lema feminista: "lo que no se nombra, no existe". Pero de ahí se derivaba que si no me nombran no existo... Y como prefiero no dejar en manos de l@s demás mi existencia, lo cambié por "si no me nombras, no existes". Así, en lugar de que me excluyan a través del lenguaje, escojo excluir yo a quien no me tiene en cuenta.
Un uso del lenguaje que representa a hombres y mujeres es un lenguaje que no oculta, no subordina, no infravalora, no excluye y no quita la palabra a nadie. Mejor utilizar el lenguaje para crear, y no para anular, subordinar, infravalorar o excluir. Porque si hablamos mejor, también pensaremos mejor... y viceversa.
El impulso de volar
"Nunca se debe gatear cuando se tiene el impulso de volar". Hellen Keller, escritora y educadora. Blog sobre educación, psicología e igualdad.
miércoles, 13 de agosto de 2014
lunes, 28 de julio de 2014
La responsabilidad de ser
Se cuenta que una mujer agonizante hubo de comparecer ante un tribunal celestial.
- ¿Quién eres?- le preguntó una voz.
- Soy la mujer del alcalde- repuso ella.
- Te he preguntado quién eres y no con quién estás casada.
- Soy la madre de cuatro hij@s.
- Te he preguntado quién eres y no cuántos hij@s tienes.
- Soy maestra de escuela.
- Te he preguntado quién eres y no cuál es tu profesión.
- Soy cristiana.
- Te he preguntado quién eres y no tu religión.
- Soy una persona que iba todos los días a la iglesia y ayudaba a l@s pobres.
- Te he preguntado quién eres y no lo que hacías.
Tenemos la obligación de ser. No de ser un personaje determinado, o de ser "alguien", sino sencillamente "ser". Debemos luchar para llegar a ser "nosotr@s mism@s", para ser responsables conscientes de nuestra madurez y crecimiento personal, de nuestra cada vez mayor autonomía y libertad. Y cuanto antes empecemos, mejor!
- ¿Quién eres?- le preguntó una voz.
- Soy la mujer del alcalde- repuso ella.
- Te he preguntado quién eres y no con quién estás casada.
- Soy la madre de cuatro hij@s.
- Te he preguntado quién eres y no cuántos hij@s tienes.
- Soy maestra de escuela.
- Te he preguntado quién eres y no cuál es tu profesión.
- Soy cristiana.
- Te he preguntado quién eres y no tu religión.
- Soy una persona que iba todos los días a la iglesia y ayudaba a l@s pobres.
- Te he preguntado quién eres y no lo que hacías.
Tenemos la obligación de ser. No de ser un personaje determinado, o de ser "alguien", sino sencillamente "ser". Debemos luchar para llegar a ser "nosotr@s mism@s", para ser responsables conscientes de nuestra madurez y crecimiento personal, de nuestra cada vez mayor autonomía y libertad. Y cuanto antes empecemos, mejor!
viernes, 25 de julio de 2014
¿A qué precio buscamos la "excelencia educativa"?
En el discurso educativo está muy de moda la palabra "excelencia". A quienes nos gobiernan les encanta decir que hemos de trabajar para promover la excelencia.
Y cada vez que lo oigo me planteo lo mismo ¿qué se entiende por excelencia educativa? No es que esté en contra de caminar hacia la excelencia, que significa "Superior calidad o bondad que hace dign@ de singular aprecio y estimación algo". No hay nada de malo en querer lo mejor posible ya que nos impulsa a intentar mejorar y aprender continuamente.
En el campo empresarial su aplicación está clara "hacer el máximo con el mínimo posible y a la vez alcanzar la excelencia". Pero en educación ¿se puede aplicar de la misma manera? Quienes nos dedicamos a este campo comprobamos día a día que aplicarlo por analogía no funciona.
Una de las principales consecuencias de trabajar desde esta mirada son las prisas y la presión para que se den "los resultados deseados". Como si la buena educación, que no es lo mismo que enseñanza o transmisión de conocimientos, se pudiera desarrollar con prisas, sin respetar ritmos "humanos" y procesos de aprendizaje. Que se ha de respetar el ritmo de cada niñ@ lo oímos continuamente, pero muchas veces es solo un discurso que no se lleva a la práctica.
El problema aparece cuando nos centramos en la práctica de la búsqueda de la excelencia y nos olvidamos por el camino de "lo principal", de lo más importante. Y esto puede pasar según las estrategias educativas o enfoques pedagógicos que utilicemos y de cuales pensemos que son las finalidades de la educación.
Hay una historia antigua que habla precisamente de esto, de "lo principal":
"Cuenta esa historia que una pobre mujer con su bebé pasó frente a la entrada de una caverna y escuchó una voz misteriosa que decía: «Puedes entrar y coger todo lo que quieras, pero ¡no te olvides de lo principal!».
La mujer curiosa se acercó un poco más y escuchó otra vez la misma frase y algo más: «Después que salgas de la caverna la puerta se cerrará para siempre, así que ¡no te olvides de lo principal!».
La mujer entró en la caverna y encontró muchas riquezas y pensó que jamás volvería a ser pobre y pasar hambre. Fascinada con tanto oro y joyas puso a su bebé bien ubicado en un rincón y empezó a recoger todo el oro y joyas que podía.
La voz misteriosa volvió a decir: «¡Date prisa! ¡Date prisa! ¡La puerta de la caverna ya se cierra ¡Date prisa!». La mujer, con mucha prisa, salió corriendo de la caverna con los brazos llenos de oro y joyas y escuchó en sus espaldas el fuerte sonido del cierre de las puertas. Pero… se dio cuenta de que su bebé se había quedado dentro. ¡Y para siempre! El tiempo pasó, la riqueza recogida en la caverna se acabó pronto, pero su desespero de madre duró mucho… Su conciencia le hacía preguntarse una y otra vez:
«¿Por qué me olvidé de lo principal?".
Como la madre con su bebé en el cuento, la educación es la encargada de las nuevas generaciones. Por ello es indispensable que no nos centremos únicamente en fomentar la cultura del éxito y la excelencia. Porque, los parámetros en función de los cuales definimos el éxito y la excelencia ¿son compatibles con los que definen la diversidad? ¿con los que definen la inclusión social? ¿con seres humanos que respetaran el mundo y lo llevaran a buen puerto?
Yo creo que sí pueden serlo, pero también estoy convencida de que muchas veces escuchamos la voz de la caverna que nos presiona para ir y escoger rápido y nos olvidamos de lo "principal en la educación", promoviendo la competitividad, no favoreciendo el respeto y la convivencia y centrándonos en metodologías destinadas a mejorar "los resultados". ¿Qué resultados? ¿Los que necesitamos de verdad los seres humanos?
L@s educador@s no podemos aceptar los ritmos frenéticos ya que respetar el ritmo de cada niñ@ y su proceso madurativo necesita tiempo, y los resultados "principales" sólo se observan a medio y largo plazo.
La escuela que queremos, la que tiene sentido, no es la que discute sobre cuántas horas ha de tener una materia, sino la que discute sobre las formas de integrar los conocimientos. No es la que se pone el foco de atención en los resultados y en facilitar las excelencias, sino la que estimula la conexión entre esos conocimientos y la vida, la que construye oportunidades diversas para cada niñ@ y compensa a l@s que tienen pocas, y la que crea y mantiene el deseo de saber y la implicación activa en el descubrir y experimentar continuamente.
Y cada vez que lo oigo me planteo lo mismo ¿qué se entiende por excelencia educativa? No es que esté en contra de caminar hacia la excelencia, que significa "Superior calidad o bondad que hace dign@ de singular aprecio y estimación algo". No hay nada de malo en querer lo mejor posible ya que nos impulsa a intentar mejorar y aprender continuamente.
En el campo empresarial su aplicación está clara "hacer el máximo con el mínimo posible y a la vez alcanzar la excelencia". Pero en educación ¿se puede aplicar de la misma manera? Quienes nos dedicamos a este campo comprobamos día a día que aplicarlo por analogía no funciona.
Una de las principales consecuencias de trabajar desde esta mirada son las prisas y la presión para que se den "los resultados deseados". Como si la buena educación, que no es lo mismo que enseñanza o transmisión de conocimientos, se pudiera desarrollar con prisas, sin respetar ritmos "humanos" y procesos de aprendizaje. Que se ha de respetar el ritmo de cada niñ@ lo oímos continuamente, pero muchas veces es solo un discurso que no se lleva a la práctica.
El problema aparece cuando nos centramos en la práctica de la búsqueda de la excelencia y nos olvidamos por el camino de "lo principal", de lo más importante. Y esto puede pasar según las estrategias educativas o enfoques pedagógicos que utilicemos y de cuales pensemos que son las finalidades de la educación.
Hay una historia antigua que habla precisamente de esto, de "lo principal":
"Cuenta esa historia que una pobre mujer con su bebé pasó frente a la entrada de una caverna y escuchó una voz misteriosa que decía: «Puedes entrar y coger todo lo que quieras, pero ¡no te olvides de lo principal!».
La mujer curiosa se acercó un poco más y escuchó otra vez la misma frase y algo más: «Después que salgas de la caverna la puerta se cerrará para siempre, así que ¡no te olvides de lo principal!».
La mujer entró en la caverna y encontró muchas riquezas y pensó que jamás volvería a ser pobre y pasar hambre. Fascinada con tanto oro y joyas puso a su bebé bien ubicado en un rincón y empezó a recoger todo el oro y joyas que podía.
La voz misteriosa volvió a decir: «¡Date prisa! ¡Date prisa! ¡La puerta de la caverna ya se cierra ¡Date prisa!». La mujer, con mucha prisa, salió corriendo de la caverna con los brazos llenos de oro y joyas y escuchó en sus espaldas el fuerte sonido del cierre de las puertas. Pero… se dio cuenta de que su bebé se había quedado dentro. ¡Y para siempre! El tiempo pasó, la riqueza recogida en la caverna se acabó pronto, pero su desespero de madre duró mucho… Su conciencia le hacía preguntarse una y otra vez:
«¿Por qué me olvidé de lo principal?".
Como la madre con su bebé en el cuento, la educación es la encargada de las nuevas generaciones. Por ello es indispensable que no nos centremos únicamente en fomentar la cultura del éxito y la excelencia. Porque, los parámetros en función de los cuales definimos el éxito y la excelencia ¿son compatibles con los que definen la diversidad? ¿con los que definen la inclusión social? ¿con seres humanos que respetaran el mundo y lo llevaran a buen puerto?
Yo creo que sí pueden serlo, pero también estoy convencida de que muchas veces escuchamos la voz de la caverna que nos presiona para ir y escoger rápido y nos olvidamos de lo "principal en la educación", promoviendo la competitividad, no favoreciendo el respeto y la convivencia y centrándonos en metodologías destinadas a mejorar "los resultados". ¿Qué resultados? ¿Los que necesitamos de verdad los seres humanos?
L@s educador@s no podemos aceptar los ritmos frenéticos ya que respetar el ritmo de cada niñ@ y su proceso madurativo necesita tiempo, y los resultados "principales" sólo se observan a medio y largo plazo.
La escuela que queremos, la que tiene sentido, no es la que discute sobre cuántas horas ha de tener una materia, sino la que discute sobre las formas de integrar los conocimientos. No es la que se pone el foco de atención en los resultados y en facilitar las excelencias, sino la que estimula la conexión entre esos conocimientos y la vida, la que construye oportunidades diversas para cada niñ@ y compensa a l@s que tienen pocas, y la que crea y mantiene el deseo de saber y la implicación activa en el descubrir y experimentar continuamente.
domingo, 5 de enero de 2014
Transformarse para volar
"Un día de primavera, un viajante descansaba tranquilamente al
borde del camino bajo un árbol. Mirando la naturaleza que le rodeaba, observó
cómo la oruga de una crisálida de mariposa intentaba abrirse paso a través de
una pequeña abertura aparecida en el capullo. Estuvo largo rato contemplando
cómo la mariposa iba esforzándose hasta que, de repente, pareció detenerse. Tal
vez la mariposa –pensó aquel hombre- había llegado al límite de sus fuerzas y
no conseguiría ir más lejos.
Así que, decidido a ayudar a la mariposa, cogió unas tijeras de su mochila y ensanchó el orificio del capullo. La mariposa, de esta forma, salió fácilmente. Su cuerpo estaba blanquecino, era pequeño y tenía las alas aplastadas. El hombre, preocupado, continuó observándola esperando que, en cualquier momento, la mariposa abriera sus alas, las estirara y echara a volar. Pero pasó el tiempo y nada de eso ocurrió. La mariposa nunca voló, y las pocas horas que sobrevivió las pasó arrastrando lastimosamente su cuerpo débil y sus alas encogidas hasta que, finalmente, murió".
Aquel caminante, cargado de buenas intenciones, con voluntad de ayudar y evitar el sufrimiento a la mariposa, no comprendió que el esfuerzo de aquel insecto para abrirse camino a través del capullo era absolutamente vital y necesario, pues esa era, precisamente, la manera que la naturaleza había dispuesto para que la circulación de su cuerpo llegara a las alas y estuviera lista para volar una vez hubiera salido al exterior.
El proceso de la vida humana tampoco está exento de crecimiento, esfuerzo y sufrimiento continuo, y nadie puede sustituirnos y vivirla por nosotr@s. A veces, con la buena voluntad de ahorrar sufrimiento a quienes nos rodean, aceleramos procesos, tomamos decisiones por l@s demás y aconsejamos pensando en cómo actuaríamos nosotr@s, en lugar de limitarnos a acompañar respetando el proceso de cada persona. Olvidamos a veces que cada un@ debemos tomar nuestras propias decisiones y que para poder aprender, evolucionar y crecer necesitamos tiempo, esfuerzo, arriesgarnos y no paralizarnos ante los cambios u obstáculos. Vivir con todas sus consecuencias, aprovechando al máximo nuestro inmenso potencial es la manera de poder volar cada vez más alto, en lugar de pasarnos la vida planeando...
martes, 5 de noviembre de 2013
¿Qué margen de confianza te das en la vida?
"Un aguador de la India tenía sólo dos
grandes vasijas que colgaba en los extremos de un palo y que llevaba sobre los
hombros; una tenía varias grietas por las que escapaba el agua en forma
constante, por lo que al final del camino sólo conservaba la mitad del preciado
líquido, mientras que la otra vasija era “perfecta” y mantenía intacto su
contenido.
Esto sucedía diariamente. La vasija sin grietas estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía idónea para los fines que fue creada, pero la vasija agrietada estaba avergonzada de su propia imperfección y de no poder cumplir correctamente su cometido. Así que al cabo de dos años le dijo a su aguador: “Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas, solo obtienes la mitad del valor que deberías recibir por tu trabajo.”
El aguador contesto: “Cuando regresemos a casa quiero que observes las bellas flores que crecen a los largo del camino”, y así lo hizo la vasija, en efecto, vio muchísimas flores hermosas a los largo de la vereda, pero siguió sintiéndose apenada porque al final solo guardaba dentro de sí la mitad del agua del principio.
El aguador le dijo entonces: “¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Quise sacar el lado positivo de tus grietas y sembré semillas de flores. Todos los días tú las has regado y yo he podido recogerlas. Si no fueras exactamente como eres, con tu capacidad y tus limitaciones, no hubiera sido posible crear esa belleza”.
El camino de la fuente. Cuento Indio.
El camino por la vida ni es tan exacto ni lo podemos controlar tanto como los cálculos y estudios estadísticos, por mucho que a veces nos empeñemos. Entre el margen del 5% de error que se suele manejar en estadística y el 50% que nos indicaría que estamos sobreviviendo, hay un margen amplio en el cual movernos a lo largo de nuestra vida.
Habrá momentos en que estemos a mínimos, otros en que nos salgamos y otros en los que sólo tenemos la sensación de sobrevivir y que todo nos sobrepasa. Es la media de todos esos momentos, muy buenos, buenos, regulares, malos y muy malos, lo que nos ha de guiar en nuestra sensación de felicidad. Por eso es importante darse un buen margen de confianza, o de error, para que en los momentos más bajos no nos sintamos sobrepasad@s.
Entre vivir de manera rígida y que todo el mundo se adapte a mi o estar siempre adaptándonos al entorno sin pensar en nosotr@s mism@s, se puede hacer el camino de una manera flexible. Como las lianas, esas plantas trepadoras con tallos delgados y flexibles que se enredan para subir hasta encontrar la luz del sol, sus troncos se van deteniendo en las ramas de su alrededor y así se van enlazando a otras plantas y árboles con tanta fuerza que si se corta el tronco de uno de ellos el resto no cae.
Esto sucedía diariamente. La vasija sin grietas estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía idónea para los fines que fue creada, pero la vasija agrietada estaba avergonzada de su propia imperfección y de no poder cumplir correctamente su cometido. Así que al cabo de dos años le dijo a su aguador: “Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas, solo obtienes la mitad del valor que deberías recibir por tu trabajo.”
El aguador contesto: “Cuando regresemos a casa quiero que observes las bellas flores que crecen a los largo del camino”, y así lo hizo la vasija, en efecto, vio muchísimas flores hermosas a los largo de la vereda, pero siguió sintiéndose apenada porque al final solo guardaba dentro de sí la mitad del agua del principio.
El aguador le dijo entonces: “¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Quise sacar el lado positivo de tus grietas y sembré semillas de flores. Todos los días tú las has regado y yo he podido recogerlas. Si no fueras exactamente como eres, con tu capacidad y tus limitaciones, no hubiera sido posible crear esa belleza”.
El camino de la fuente. Cuento Indio.
Buscar continuamente la perfección, vivir esperando que nuestras expectativas se cumplan siempre al 100%, sin margen de error y de manera rígida, nos lleva a estados de ansiedad, frustración y sufrimiento continuos.
Tod@s somos vasijas agrietadas por alguna parte, pero siempre existe la posibilidad de aprovechar estas “grietas” para reconducir nuestras expectativas, aprender de lo que parecería ser una imperfección e incluso llegar a pensar que simplemente es uno de los rasgos que me caracterizan.
Esta vasija debido a sus grietas tenía un margen o intervalo de confianza del 50% para el objetivo que inicialmente se había creado. De entrada podría parecer poco, pero si somos capaces de flexibilizarnos, aprender a hacer un poco de contorsionismo y aceptar márgenes de error más grandes, nos frustraremos menos, nos relajaremos más y se potenciará nuestra capacidad creativa para repensar y reconvertir nuestros objetivos iniciales en otros igualmente válidos y que nos permitan vivir más seren@s y felices.
Esta vasija debido a sus grietas tenía un margen o intervalo de confianza del 50% para el objetivo que inicialmente se había creado. De entrada podría parecer poco, pero si somos capaces de flexibilizarnos, aprender a hacer un poco de contorsionismo y aceptar márgenes de error más grandes, nos frustraremos menos, nos relajaremos más y se potenciará nuestra capacidad creativa para repensar y reconvertir nuestros objetivos iniciales en otros igualmente válidos y que nos permitan vivir más seren@s y felices.
El camino por la vida ni es tan exacto ni lo podemos controlar tanto como los cálculos y estudios estadísticos, por mucho que a veces nos empeñemos. Entre el margen del 5% de error que se suele manejar en estadística y el 50% que nos indicaría que estamos sobreviviendo, hay un margen amplio en el cual movernos a lo largo de nuestra vida.
Habrá momentos en que estemos a mínimos, otros en que nos salgamos y otros en los que sólo tenemos la sensación de sobrevivir y que todo nos sobrepasa. Es la media de todos esos momentos, muy buenos, buenos, regulares, malos y muy malos, lo que nos ha de guiar en nuestra sensación de felicidad. Por eso es importante darse un buen margen de confianza, o de error, para que en los momentos más bajos no nos sintamos sobrepasad@s.
Entre vivir de manera rígida y que todo el mundo se adapte a mi o estar siempre adaptándonos al entorno sin pensar en nosotr@s mism@s, se puede hacer el camino de una manera flexible. Como las lianas, esas plantas trepadoras con tallos delgados y flexibles que se enredan para subir hasta encontrar la luz del sol, sus troncos se van deteniendo en las ramas de su alrededor y así se van enlazando a otras plantas y árboles con tanta fuerza que si se corta el tronco de uno de ellos el resto no cae.
jueves, 10 de octubre de 2013
Por cada mujer que da un paso hacia su propia liberación, hay un hombre que redescubre el camino hacia la libertad
8:10 h
Estoy bastante catatónica todavía, tomándome un café en la terraza de una cafetería antes de entrar a trabajar, hasta que de pronto una escena me espabila de golpe.
Tengo una mesa delante con 8 personas, todas del sexo masculino, que hasta el momento no habían conseguido despertar mis sentidos. De pronto todos empiezan a hablar más alto. Resulta que ha salido la camarera con los bocadillos de tortilla y está preguntando para quién es el que no tiene sal. A pesar de que el señor que finalmente lo quería sin sal está justo al lado de ella no se entera de la pregunta. La chica sigue aguantando la bandeja con los bocadillos esperando que le contesten. Empiezan todos a bromear con el tema de la tortilla sin sal hasta que finalmente el susodicho se da por aludido y la chica puede servir los bocadillos.
La camarera vuelve para dentro y entonces empieza la función de machos ibéricos. "Ja ja ja, jo jo jo...". "No te enterabas porque le estabas mirando las tetas". "Menudas tetas tiene la tía". "Si, sí, y porque no teníais a la vista el culo". Etc, etc, etc, durante varios minutos, a ver quien la dice más gorda, hasta que la chica vuelve a salir con el resto de bocadillos.
Yo mientras con el cortado ya atragantado y el bocadillo que no sé si acabármelo para no vomitar...
Y no contentos con el espectáculo dado sin su presencia pero sí ante la mía, aprovechan la ocasión para continuar pavoneándose pero esta vez en presencia de ella. La chica aguanta el tipo como puede y con un intento de su mejor sonrisa en la cara se mete para dentro una vez servidos el resto de bocatas.
A mi me entran ganas de decirles cuatro cosas, pero si algo he aprendido en mi vida es que las mujeres hemos de saber defendernos solitas, sin esperar siempre que nos salve alguien y menos aún un hombre de según que tipo. Y también que hemos de decidir en qué momentos vale la pena hacerlo en función de lo que nos jugamos, como por ejemplo un trabajo. Así que decidí respetar que esa chica no se defendiera ante esa agresión machista, me acabé como pude el bocadillo y me marché.
Moraleja: A pesar de que en esa mesa había un buen concentrado de "caverna", por suerte, cada vez quedan menos hombres de este tipo...
Tanto la identidad femenina como la masculina se han establecido a lo largo de la historia de manera estereotipada asignando unos rasgos y roles completamente diferentes y en función del sexo.
Las mujeres llevamos tiempo luchando por empoderarnos y deconstruir esas identidades impuestas tradicionalmente para pasar a un nuevo modelo de feminidad que nos permita ser más autónomas. El feminismo ha tenido un gran papel en esta deconstucción y en la búsqueda de identidades compartidas que nos ayuden a superar los modelos tradicionales de masculinidad y feminidad y que nos permitan funcionar como seres humanos complet@s.
Es evidente que hay diferencias psicosexuales claras entre hombres y mujeres, así como también es evidente no se pueden justificar atendiendo únicamente a la herencia genética. En un porcentaje mucho más alto en la construcción de la identidad masculina y femenina influye la construcción social y de ahí la importancia de enfocar el tema des de una perspectiva de género. Al igual que también influyen en la configuración de estas identidades, los factores culturales, económicos, políticos...
Desde la psicología social ya se está abordando este proceso de construcción de una nueva indentidad masculina, lejos del modelo patriarcal aún vigente de sociedad y familia. Es básico por tanto que los hombres se suban al carro de una vez por todas y se sumen a la lucha para deconstruir el ideal masculino tradicional y pasar a un nuevo modelo de virilidad que les permita ser personas en el amplio sentido de la palabra, sin las limitaciones de los roles estereotipados que les han sido asignados.
Todo ello implica necesariamente renunciar a un poder basado en la violencia, humillación e infravaloración de la mitad de la humanidad. Un orden patriarcal y un machismo del cual las mujeres se han llevado la peor parte y los hombres la mayoría de los beneficios en el ámbito personal, familiar, laboral y social. Pero a causa del cual los hombres también han sufrido una serie costes o consecuencias negativas.
Por ello se hace necesario caminar hacia un nuevo modelo de masculinidad que desbanque al tradicional y esté basado en roles más compartidos, donde los hombres también puedan exteriorizar emociones sin ser juzgados, aceptar su propia vulnerabilidad, aprender a resolver conflictos de manera pacífica y negociando, aceptar actitudes y comportamientos etiquetados como femeninos y que también les son necesarios para un desarrollo integral de su persona. O como dice Daniel Gabarró, una modelo de masculinidad completo, igualitario y no violento.
Con lo que todo ello implica de percepción de pérdida de poder y control sobre el sistema familiar y social pero también de ganancias de libertad: para expresarse emocionalmente, para compartir la crianza de l@s hij@s, para no tener que estar demostrando continuamente la hombría y la supuesta superioridad sobre la mujer, para construir relaciones sanas, igualitarias y no basadas en el poder, para crecer como personas completas...
También en muchas de las problemáticas sociales existentes este modelo tradicional machista tiene un peso importante: fracaso escolar, conductas de bulling, violencia de género, acoso sexual y violaciones, discriminación laboral femenina, homofobia, accidentes de tráfico y laborales, delincuencia, paternidad distanciada, conductas de riesgo...
Ya hay muchos grupos de hombres que han entendido que este es el camino y que se juntan solos y con las mujeres para trabajar junt@s en la superación de los mandatos del Patriarcado y ser protagonistas de su propio cambio. Supone en primer lugar un compromiso personal, de mobilización de la propia consciencia, de remover su propia identidad para encontrar el camino que permita llenar el vacío que supone liberarse de esas viejas cargas y afrontar la vida con una mirada más diversa y completa.
Des de mi punto de vista el feminismo abrió el horizonte, un horizonte enorme hacia el cual algunas mujeres ya hemos transitado un largo camino y algunos hombres lo han comenzado. Y aún queda mucho camino por recorrer y muchas personas que unirse.
Promover el cambio en los hombres hacia posiciones superadoras de la cultura machista es una contribución necesaria para avanzar hacia la construcción de una sociedad más justa y solidaria.
¿Por qué?
Porque la identidad masculina tradicional no es adaptativa.
Porque desde una visión feminista, solidaria y transformadora de la realidad no se puede aceptar que las diferencias biológicas se conviertan en desigualdades sociales y culturales.
Y porque es una cuestión de justicia social y también de salud psicológica colectiva e individual.
"POR CADA MUJER CANSADA DE SER CALIFICADA COMO HEMBRA EMOCIONAL, HAY UN HOMBRE AL QUE LE LE HA NEGADO EL DERECHO A LLORAR Y SER DELICADO"
"POR CADA MUJER QUE NO HA TENIDO ACCESO A UN TRABAJO O A UN SALARIO SATISFACTORIO, HAY UN HOMBRE HA TENIDO QUE ASUMIR LA RESPONSABILIDAD ECONÓMICA DE OTRO SER HUMANO"
"POR CADA MUJER CANSADA DE SER UN OBJETO SEXUAL, HAY UN HOMBRE PREOCUPADO POR SU POTENCIA SEXUAL"
"POR CADA MUJER CATALOGADA COMO POCO FEMENINA CUANDO COMPITE, HAY UN HOMBRE OBLIGADO A COMPETIR PARA QUE NO SE DUDE DE SU MASCULINIDAD"
.........
_____________________________________________________________________
Las ideas expresadas son fruto de mi experiencia personal y profesional y de unas cuantas lecturas sobre el tema a lo largo de mi vida. Algunas que recuerdo especialmente:
- Te pego porque te quiero. Leonor Cantera Espinosa.
- Transformar a los hombres, un reto social. Daniel Gabarró Berbegal.
- Hacia una nueva identidad masculina. Pere Compte i López, José Luis Oreiro Álvarez.
- Mi marido me pega lo normal. Miguel Lorente Acosta.
Estoy bastante catatónica todavía, tomándome un café en la terraza de una cafetería antes de entrar a trabajar, hasta que de pronto una escena me espabila de golpe.
Tengo una mesa delante con 8 personas, todas del sexo masculino, que hasta el momento no habían conseguido despertar mis sentidos. De pronto todos empiezan a hablar más alto. Resulta que ha salido la camarera con los bocadillos de tortilla y está preguntando para quién es el que no tiene sal. A pesar de que el señor que finalmente lo quería sin sal está justo al lado de ella no se entera de la pregunta. La chica sigue aguantando la bandeja con los bocadillos esperando que le contesten. Empiezan todos a bromear con el tema de la tortilla sin sal hasta que finalmente el susodicho se da por aludido y la chica puede servir los bocadillos.
La camarera vuelve para dentro y entonces empieza la función de machos ibéricos. "Ja ja ja, jo jo jo...". "No te enterabas porque le estabas mirando las tetas". "Menudas tetas tiene la tía". "Si, sí, y porque no teníais a la vista el culo". Etc, etc, etc, durante varios minutos, a ver quien la dice más gorda, hasta que la chica vuelve a salir con el resto de bocadillos.
Yo mientras con el cortado ya atragantado y el bocadillo que no sé si acabármelo para no vomitar...
A mi me entran ganas de decirles cuatro cosas, pero si algo he aprendido en mi vida es que las mujeres hemos de saber defendernos solitas, sin esperar siempre que nos salve alguien y menos aún un hombre de según que tipo. Y también que hemos de decidir en qué momentos vale la pena hacerlo en función de lo que nos jugamos, como por ejemplo un trabajo. Así que decidí respetar que esa chica no se defendiera ante esa agresión machista, me acabé como pude el bocadillo y me marché.
Moraleja: A pesar de que en esa mesa había un buen concentrado de "caverna", por suerte, cada vez quedan menos hombres de este tipo...
Tanto la identidad femenina como la masculina se han establecido a lo largo de la historia de manera estereotipada asignando unos rasgos y roles completamente diferentes y en función del sexo.
Las mujeres llevamos tiempo luchando por empoderarnos y deconstruir esas identidades impuestas tradicionalmente para pasar a un nuevo modelo de feminidad que nos permita ser más autónomas. El feminismo ha tenido un gran papel en esta deconstucción y en la búsqueda de identidades compartidas que nos ayuden a superar los modelos tradicionales de masculinidad y feminidad y que nos permitan funcionar como seres humanos complet@s.
Es evidente que hay diferencias psicosexuales claras entre hombres y mujeres, así como también es evidente no se pueden justificar atendiendo únicamente a la herencia genética. En un porcentaje mucho más alto en la construcción de la identidad masculina y femenina influye la construcción social y de ahí la importancia de enfocar el tema des de una perspectiva de género. Al igual que también influyen en la configuración de estas identidades, los factores culturales, económicos, políticos...
Desde la psicología social ya se está abordando este proceso de construcción de una nueva indentidad masculina, lejos del modelo patriarcal aún vigente de sociedad y familia. Es básico por tanto que los hombres se suban al carro de una vez por todas y se sumen a la lucha para deconstruir el ideal masculino tradicional y pasar a un nuevo modelo de virilidad que les permita ser personas en el amplio sentido de la palabra, sin las limitaciones de los roles estereotipados que les han sido asignados.
Todo ello implica necesariamente renunciar a un poder basado en la violencia, humillación e infravaloración de la mitad de la humanidad. Un orden patriarcal y un machismo del cual las mujeres se han llevado la peor parte y los hombres la mayoría de los beneficios en el ámbito personal, familiar, laboral y social. Pero a causa del cual los hombres también han sufrido una serie costes o consecuencias negativas.
Por ello se hace necesario caminar hacia un nuevo modelo de masculinidad que desbanque al tradicional y esté basado en roles más compartidos, donde los hombres también puedan exteriorizar emociones sin ser juzgados, aceptar su propia vulnerabilidad, aprender a resolver conflictos de manera pacífica y negociando, aceptar actitudes y comportamientos etiquetados como femeninos y que también les son necesarios para un desarrollo integral de su persona. O como dice Daniel Gabarró, una modelo de masculinidad completo, igualitario y no violento.
Con lo que todo ello implica de percepción de pérdida de poder y control sobre el sistema familiar y social pero también de ganancias de libertad: para expresarse emocionalmente, para compartir la crianza de l@s hij@s, para no tener que estar demostrando continuamente la hombría y la supuesta superioridad sobre la mujer, para construir relaciones sanas, igualitarias y no basadas en el poder, para crecer como personas completas...
También en muchas de las problemáticas sociales existentes este modelo tradicional machista tiene un peso importante: fracaso escolar, conductas de bulling, violencia de género, acoso sexual y violaciones, discriminación laboral femenina, homofobia, accidentes de tráfico y laborales, delincuencia, paternidad distanciada, conductas de riesgo...
Ya hay muchos grupos de hombres que han entendido que este es el camino y que se juntan solos y con las mujeres para trabajar junt@s en la superación de los mandatos del Patriarcado y ser protagonistas de su propio cambio. Supone en primer lugar un compromiso personal, de mobilización de la propia consciencia, de remover su propia identidad para encontrar el camino que permita llenar el vacío que supone liberarse de esas viejas cargas y afrontar la vida con una mirada más diversa y completa.
Des de mi punto de vista el feminismo abrió el horizonte, un horizonte enorme hacia el cual algunas mujeres ya hemos transitado un largo camino y algunos hombres lo han comenzado. Y aún queda mucho camino por recorrer y muchas personas que unirse.
Promover el cambio en los hombres hacia posiciones superadoras de la cultura machista es una contribución necesaria para avanzar hacia la construcción de una sociedad más justa y solidaria.
¿Por qué?
Porque la identidad masculina tradicional no es adaptativa.
Porque desde una visión feminista, solidaria y transformadora de la realidad no se puede aceptar que las diferencias biológicas se conviertan en desigualdades sociales y culturales.
Y porque es una cuestión de justicia social y también de salud psicológica colectiva e individual.
"POR CADA MUJER CANSADA DE SER CALIFICADA COMO HEMBRA EMOCIONAL, HAY UN HOMBRE AL QUE LE LE HA NEGADO EL DERECHO A LLORAR Y SER DELICADO"
"POR CADA MUJER QUE NO HA TENIDO ACCESO A UN TRABAJO O A UN SALARIO SATISFACTORIO, HAY UN HOMBRE HA TENIDO QUE ASUMIR LA RESPONSABILIDAD ECONÓMICA DE OTRO SER HUMANO"
"POR CADA MUJER CANSADA DE SER UN OBJETO SEXUAL, HAY UN HOMBRE PREOCUPADO POR SU POTENCIA SEXUAL"
"POR CADA MUJER CATALOGADA COMO POCO FEMENINA CUANDO COMPITE, HAY UN HOMBRE OBLIGADO A COMPETIR PARA QUE NO SE DUDE DE SU MASCULINIDAD"
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Las ideas expresadas son fruto de mi experiencia personal y profesional y de unas cuantas lecturas sobre el tema a lo largo de mi vida. Algunas que recuerdo especialmente:
- Te pego porque te quiero. Leonor Cantera Espinosa.
- Transformar a los hombres, un reto social. Daniel Gabarró Berbegal.
- Hacia una nueva identidad masculina. Pere Compte i López, José Luis Oreiro Álvarez.
- Mi marido me pega lo normal. Miguel Lorente Acosta.
lunes, 16 de septiembre de 2013
Hay algo deliciosamente escandaloso en la frase "Mujer mayor fresca y esplendorosa"
Hay algo deliciosamente escandaloso en la frase "Mujer mayor fresca y esplendorosa".
Jean Shinoda Bolen.
Esta es la frase que inicia el libro "TAN FRESCAS", de Anna Freixas Farré, doctora en Psicología y profesora jubilada de la Universidad de Córdoba.
Un libro que rompe tópicos y mitos sobre la vejez de las mujeres, las nuevas mujeres mayores del siglo XXI. Aborda multitud de temas que te hacen cuestionar continuamente tu manera de vivir la vida como mujer adulta en proceso de envejecimiento y reflexionar sobre muchos tópicos que rodean esta etapa: la edad, el físico, la actividad, cómo nos percibimos, el hacer balance, la salud y la enfermedad, nuestros cuerpos y nuestra imagen corporal, la sexualidad, los vínculos, la cultura "single", la amistad, la sororidad, la soledad, el valor de las redes, las transiciones hacia la libertad, la espiritualidad...
Ofrece una visión de una nueva generación de mujeres que comenzaron a romper moldes en su juventud y que ahora afrontan la última fase de sus vidas con independencia y rompiendo los estereotipos en los cuales fueron encasilladas.
La mayoría de los mitos que rodean esta etapa de la vida constituyen ideas falsas y se centran, básicamente, en el deterioro progresivo físico y mental, el aislamiento, la ausencia de sexualidad, en convertirse en una carga par la familia y la sociedad, la falta de creatividad y la dependencia.
La soledad es una necesidad para las personas que han vivido demasiado acompañadas, para las mujeres que pasaron de la casa paterna a la casa familiar sin respiro. Un deseo que a veces desconocemos tener. Carolyn Heilbrun la describe como un placer para quienes han conseguido otorgar significado a su vida, una oportunidad para vivir el presente como un regalo, algo que no dejamos escapar porque nos permite tomar las riendas de nuestro día a día, ordenar el tiempo. Un placer similar al de los grandes descubrimientos. En este sentido, pues, la soledad es como una conquista, un espacio de bienestar. Si queremos reinventarnos, necesitamos tiempo para pensar, meditar, integrar el pasado y vislumbrar el futuro. Tiempo y espacio para nuestra vida interior, ¿cómo podemos combinar esta necesidad con la compañía y conversación con las personas que nos importan?
Nos lo dijo nuestra maestra Virginia Woolf: las mujeres necesitamos una habitación propia. Un espacio personal en el que pensar, ordenar nuestra mente y nuestras emociones -una habitación, una mesa, un rincón, un cajón-. Pero no una habitación cualquiera, no; dice textualmente. "Una habitación con un pestillo en la puerta". Ni más ni menos. Un espacio en el que no haya continuas interrupciones, donde podamos concentrarnos, estar a solas".
Por ello, nos recomienda lucir la vejez, no enmascarar los signos de la edad, celebrar la menopausia como un rito de liberación y desprendernos de responsabilidades afectivas que no nos pertenecen...
A lo largo del libro demuestra que la autonomía, la libertad y la sexualidad se pueden vivir de forma diferente y placentera. Nos invita, desde la aceptación de la realidad, a enfrentarnos con optimismo, sin tabúes y sin prejuicios a todo aquello en relación al proceso de envejecer que de entrada nos atemoriza y disgusta.
A continuación, uno de los fragmentos que más me han gustado:
Elogio a la soledad
"Ahora al fin
ha traspasado el tiempo del duelo,
ahora puede decir, sin pena ni engaño
¡Bendita Soledad!
La soledad es una realidad a la que todos los seres humanos debemos hacer frente a medida que nos hacemos mayores. Diversos elementos se combinan a lo largo de la vida de las mujeres -la longevidad, las normas sociales y la pobreza-, de manera que tenemos una alta probabilidad de pasar un número importante de años sin pareja, a partir de la segunda edad adulta. Si bien es cierto que en numerosas ocasiones se empieza a vivir a solas a partir del divorcio o la viudedad, para un número importante de mujeres vivir a solas es una elección personal, y lo prefieren a cualquier otro arreglo de tipo familiar.
La soledad es una necesidad para las personas que han vivido demasiado acompañadas, para las mujeres que pasaron de la casa paterna a la casa familiar sin respiro. Un deseo que a veces desconocemos tener. Carolyn Heilbrun la describe como un placer para quienes han conseguido otorgar significado a su vida, una oportunidad para vivir el presente como un regalo, algo que no dejamos escapar porque nos permite tomar las riendas de nuestro día a día, ordenar el tiempo. Un placer similar al de los grandes descubrimientos. En este sentido, pues, la soledad es como una conquista, un espacio de bienestar. Si queremos reinventarnos, necesitamos tiempo para pensar, meditar, integrar el pasado y vislumbrar el futuro. Tiempo y espacio para nuestra vida interior, ¿cómo podemos combinar esta necesidad con la compañía y conversación con las personas que nos importan?
Nos lo dijo nuestra maestra Virginia Woolf: las mujeres necesitamos una habitación propia. Un espacio personal en el que pensar, ordenar nuestra mente y nuestras emociones -una habitación, una mesa, un rincón, un cajón-. Pero no una habitación cualquiera, no; dice textualmente. "Una habitación con un pestillo en la puerta". Ni más ni menos. Un espacio en el que no haya continuas interrupciones, donde podamos concentrarnos, estar a solas".
Qué percepción tan diferente y bonita sobre la soledad. Entender la soledad como una oportunidad para vivir la vida con plenitud (aunque de entrada pueda sonar contradictorio). Como oportunidad para la reflexión y la evaluación de los procesos vividos.
Hace poco que traspasé los 40 y ya he podido ver en muchas ocasiones como para las mujeres de cierta edad el hecho de vivir a solas les ha permitido un encuentro con deseos aplazados durante tanto tiempo que se habían vuelto irreconocibles...
No es fácil estar sola con nosotras mismas. El ser capaces de adentrarnos en nuestro interior, con humildad y sinceridad, requiere un gran entrenamiento, un profundo proceso de autoconocimiento para el cual vale la pena empezar a entrenarse cuanto antes. Para ello, y para reflexionar sobre muchos otros temas relacionados con la etapa de la vejez, os recomiendo a todas las mujeres mayores de 40 la lectura de "Tan frescas".
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